lunes, 6 de diciembre de 2010

Los mundos subterráneos


Del pasado 6 de noviembre.

Cuando me toca vivir las experiencias de hoteles y lugares de donde estoy muy atendido, con reglas estrictas, sonrisas preparadas, servicio de calidad, siempre quedo atento a la trama subterránea que da vida a esas superficies. Un hotel de varias estrellas, donde botones y recepcionistas lucen esmeradas sonrisas y gestos bienhumorados, siempre me lleva a pensar en dónde viven ellos, cómo son sus vidas, sus familias, su trato por fuera del ambiente profesional que los contiene. Me quedo pensando en las relaciones de poder dentro de la jerarquía de los roles que cumplen, en los códigos internos.

Me pasa también en cualquier grupo humano, pero más claramente en este tipo de lugares, donde la interacción con "clientes" y "pasajeros" está tan claramente definida. Más allá de que me acostumbro al trato y la forma en que todo está servido, algo no me cierra del todo. Otra vez los hilos y la puesta en escena.

Ayer salí a caminar un poco, un par de cuadras alrededor del hotel. Como está en una zona de oficinas no hay mucho para ver y simplemente me recorrió el temor de lo desconocido, de militares armados para la guerra, oficiales de seguridad con perros para detectar explosivos (hasta cuatro por cuadra). Hoy intentaré salir un poco a conocer la Bogotá vieja y pasear por la ciudad.

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