martes, 29 de abril de 2008

De la secuencia - "PUNTOS"


Los nombres de los dibujos del artículo anterior son los siguientes: 1 "Confusión", 2 "Crear-jugar" y 3 "Dolor". Contados así, justamente como una secuencia -y a partir de años de leer y escuchar relatos- la imaginación tiende a creer que hay una relación entre los tres; como si de la confusión surgiera la capacidad de jugar-crear y de esta última el dolor. Si además suponemos que la secuencia se repite en 1-2-3-1-2... (y siguientes), podremos atravesar esperanzados el dolor con la certeza de que vendrá después la confusión para volver a crear-jugar, y así sucesivamente.
Sin embargo, el sentido de 1 y 2 sólo puede ser dado desde 3. Si después habrá 4, 5 o X es un misterio insondable, como todo el futuro. Lo que más angustia no es la falta de certeza sino la posibilidad de que, al llegar al último número, al punto final, no podamos darle sentido a los anteriores. Mientras tanto, trato de encontrar figuras en el caos, mensajes en las estrellas y palabras en el susurro del viento.


Este dibujo se llama "Puntos" ¿Qué ves? ¿Se conecta con los anteriores?

sábado, 26 de abril de 2008

Proceso gráfico

La siguiente es una secuencia de sensaciones, un proceso personal graficado.
¿Cuál será el próximo dibujo? ¿Lo habrá?



Despalabrar

DESPALABRAR – descalabrar – abracadabra – abracar – bramar – brazada – abrasar – brasa – quemar – quemar la cama – quemar las naves y quedar sin cama.

Vivir en un dispositivo lúdico: reglas que se hacen y se deshacen. Se invierten por presión de otras reglas que no tienen objetivo ni fin último sino prosperar en el juego y hacerlo eterno. Fingir que importa y si duele no importa, y se pasa a otra etapa donde sólo puede jugarse si no duele. Entonces el dolor deja de doler, y sólo si duele vale que no duele. Todos tiene que reírse y ahora parar. Y correr sin parar, y quedarse bien quieto. Ahora dormir o hacer como que dormís. Ahora temblar en la cama, hacer saltos chiquitos en todo el cuerpo y quedarse quieto. Pararse, sentarse, caminar hasta la puerta y abrirla.
Salir, entrar, correr, comer y arrastrarse, mientras se mastica el último bocado con premura, por debajo de las sillas sin tocarlas, pero al tocarlas hay que ahora tocar todas las partes que sean rectas y no lleguen a ninguna curva que alcance el suelo. Con un pie en el aire, hacer la tarea y jugar a llenar de letras una hoja entera antes de levantar la cabeza. Si se levanta la cabeza correr una vuelta a la manzana con la lengua afuera.
Probar un beso a la vecina, casarse con ella y tener diez hijos. Ser soltero empedernido, jugador de fútbol, astronauta, cosmopolita, granjero, buzo de la marina, cartero, soldado de napoleón, ballena blanca cubierta de arpones, astronauta, extraterrestre, minero, zoólogo, entomólogo, pintor, corredor de autos, o de motos, de patín, patineta, bicicleta, caballo de palo y de verdad. Hacer una guerra con piedras y salir magullado, sacarse la cascarita y probar la sangre que brota de la rodilla. Patinar descalzo en el suelo mojado del patio de baldosas, subir al techo y ver el mundo como lo ven desde el cielo. Ir al medio de lo desconocido, tener miedo, decirlo fuerte y perderlo. Cruzar la noche y oler tu pelo, y crecer despacio.


sábado, 12 de abril de 2008

Biblioteca


Amanece y siguen envolviéndose en sus brazos, aves saciadas momentáneamente de letras y visiones. Se duerme el inconfundible sueño de las pocas cosas que nunca se pueden evitar. Acodados, desparramados, mentón al pecho, roncando sigilosamene las dignidades. Todos han dormido un poco, y algunos más de lo que han leído. A nadie le importa, al fin y al cabo es la biblioteca y leer, soñar… qué es más importante, más valioso, más productivo, no son preguntas válidas en este entorno.
Lo desgastante es la luz o mis ojos que ya no están queriendo ver como hacían antes, y Julio, que sigue hablándome cuando ya le dije que se callara, que sólo quiero leer un poco y dejar de pensar. Pero él, lo que él dice, lo que de él dicen otros, no para de dar vueltas en mi cabeza, como si él, en el cumplimiento de un designio azaroso y sin sentido, pero matemático y preciso, como es siempre el azar, hubiera elegido que yo siguiera este camino. Sendero de búsqueda y desatino, de pérdidas y conflicto. Y le pido que se calle, que no hable más de estas cosas mientras pienso en el tiempo que se pierde y en cómo lo pierdo yendo siempre de acá para allá con las palabras y las ideas. Siempre en ebullición, en bullicio, y nunca llego a ninguna parte o, por lo menos, a esas partes que creo que debería llegar.
La verdad es que todo parece adquirir sentido en un instante y al siguiente, como escapando de una idea que se vuelve demasiado atractiva y se reviste de toda la posibilidad de arrastrarme a un abismo, descarto toda asociación y vuelvo a las cosas concretas como el pasaje de colectivo, el calendario o el reloj en mi muñeca.
Y sin embargo, él me sigue hablando y yo sigo queriendo escucharlo, cómo si no explicar que dios, el tiempo, la música, el miedo, la admiración y la envidia, me siguen llevando a encontrar una línea que dibuja y desdibuja las imágenes de una misma búsqueda.
Se desperezan somnolientos, flacos y desgarbados, famélicos insatisfechos, para girar sus brazos, desarmar nudos de huesos flacos y rearmarlos en otra dirección, con otros vuelcos.

(La imagen es de Enkeling.)

martes, 8 de abril de 2008

Las Palabras

Dales la vuelta,
cógelas del rabo (chillen, putas),
azótalas,
dales azúcar en la boca a las rejegas,
ínflalas, globos, pínchalas,
sórbeles sangre y tuétanos,
sécalas,
cápalas,
písalas, gallo galante,
tuérceles el gaznate, cocinero,
desplúmalas,
destrípalas, toro,
buey, arrástralas,
hazlas, poeta,
haz que se traguen todas sus palabras.
Octavio Paz - Libertad Bajo Palabra. Obra poética (1935-1957)

Hoy son palabras de otro, pero valen al momento.

jueves, 3 de abril de 2008

El miedo a vivir

Un artículo publicado en La Nación del domingo 30/03/08, donde se entrevista a Alejandro Rozitchner me pincha una vez más. El tipo es lúcido como pocos, está un poco loco como todos, pero deja ahí, como quien te mira, sonríe y guiña un ojo, palabras que no puedo ignorar.
Cuando le preguntan si criar hijos ateos no es también imponerles su modo de pensar, él comenta que puede suceder que a los padres religiosos le dé "escozor que yo deje a mis hijos a la intemperie, bajo el cielo infinito del universo, sin ningún tipo de constricción religiosa", pero -a la vez- sostiene que "la religión es un marco de comprensión que impide que las personas busquen su propio sentido de la vida".
Y mientras sigo pensando y rumiando palabras que nunca cierran, porque si hay algo que las palabras no son es traba y cerrojo, veo como una cárcel las cosas que fui diciendo y dejando de decir, pensando y dejando de pensar, alcanzando y dejando escapar. Aunque ahora, en el brillo de las persianas que ha movido el viento y se abrieron por un pequeño instante, veo que no han sido tanto las palabras, pensamientos, objetos o personas, sino el aferrarme a las imágenes que de todo esto se proyectaba, lo que me sigue frenando para seguir. Lo que me detiene no es el miedo a perder los objetos, porque las cosas ya no están; lo que asusta es perder el miedo y arriesgarse a la libertad.
La pintura es de Van Gogh "Undergrowth with two figures".

miércoles, 2 de abril de 2008

Cansancio

Será que es miércoles y parece domingo, o que estoy lleno de corticoides y no puedo pensar con claridad, pero la verdad es que hoy no tengo ganas de mucho. Me tiraría a ver la mancha en la pared, esa que se va formando por la humedad o vaya a saber qué efecto de la luz y el tiempo sobre la pintura. Hace quince días habría estado cansado por una larga corrida de diez kilómetros y disfrutando de la sensación de logro y orgullo, ahora vengo con un dolor de espalda que tarda en irse, con pronósticos varios desde artrosis a simple lumbalgia, con todos los condimentos del estrés y la neurosis.
Será que me molesta pedir ayuda y fui dejando estar este dolor hasta dar lástima, porque dar lástima es más fácil, menos costoso... ¿será? Quiero volver a correr, de eso estoy seguro, o es que quiero volver a caminar, o tal vez sea momento de quedarme quieto. Quiero pensar, no quiero pensar, sentir, no sentir, dormir, no soñar, volver... pero avanzar.
Y... ¿qué sentido tiene poner todas estas ideas en una bitácora pública? ¿Esperar de alguien el saludo condescendiente, la palmada, la compasión, la lástima? Hay miles, millones de problemas mucho más serios e importantes que mi dolor de espalda, mi cansancio o mi deseo.