martes, 30 de noviembre de 2010

El silencio

-Acá, donde ahora no hay nada -dijo señalando justamente el ángulo de su brazo extendido-, acá estaba ella.

Yo lo miré sin entenderlo entonces, lo miré minimizando todo el tema y él, que sólo tenía ojos para ese hueco, empezó a llorar. Así, abrazando el aire, consciente de lo que había tenido.

Ahora miro el portarretrato del que saqué tu foto y viene a mi memoria el olvido de unos versos que tal vez hayas desechado, unos versos en los que me condenaba al silencio de tu nombre, me ataba este recuerdo como un manto de niebla.

lunes, 29 de noviembre de 2010

No escribas más

No me importa lo que pienses vos, la escritura es una terrible molestia. Hoy veo que sólo a quienes les gusta complicarse se lanzan a este mundo. No he tenido, desde que intento hacer de esto un oficio con cierta frecuencia razonable, un sólo día de la escritura apacible de los que imaginé cuando leía.


Igualmente ya el que lee se complica: vive dos mundos, o tres, o cien. Pero es mucho peor para el que escribe, que está partido entre el placer, la necesidad y el trabajo, agradar y pinchar a quien lee, por imaginar distintos lectores, las pocas historias y, que después de descartar todo eso, o con todo eso a cuestas, se mete profundo, donde hay poca luz y menos aire, a abrir esas puertas que el buen sentido dice -y a veces grita- no deberían ser exploradas.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Viajar

Leer, conocer, explorar. Aunque también es importante, en algún momento, ser paisaje y encuentro, para otro que viaja.

sábado, 27 de noviembre de 2010

Intercambio con Santa

En respuesta a la carta de Mateo, llegó este comentario fresquito del mismísimo Kris Kringle. Un honor para esta columna.
Más abajo encontrarán un intento de réplica a este correo con la intención de dejar claras algunas cosas con el habitante del Polo Norte.

Hola, soy Santa también llamado Papa Noel.
Recibí la cartita de Mateo con la post data incluida. Solo por cuestiones de seguridad te recomiendo que no divulgues ni los números de tu cuenta ni los bancos con los que operas por Internet. Además, no hace falta, acordate que soy Papa Noel...
Como suelo leer tu blog, y me gusta, me tome este tiempito para explicarte como funciona el sistema de delibery de regalos:
1) Santa, Papa Noel, (es decir yo) llevamos los regalos a todas las casas a niños y adultos. Sucede que como los niños escriben la lista de sus deseos me queda el registro en el respaldo maestro, en cambio como los adultos no suelen hacerlo (salvo raras excepciones) es probable que me olvide de algunos.
2) El sistema de entrega de regalos, muy antiguamente era realizado personalmente, hoy en día me resulta imposible, y solo me dedico a hacer diseñar apropiadamente la logística. Para ello tomo la colaboración de padres, tíos, y parientes en general. Si, en vez de ir en persona, mando a los padres a comprar los regalos para sus hijos. Y donde esta el regalo? (me preguntaras). Durante todo el año, voy haciendo pequeñas gestiones para que la cuenta bancaria del colaborador (padre por ejemplo) tenga lo suficiente para adquirir el regalo para su hijo. A veces no me sale muy bien y se notan algunas desprolijidades, cuando todo sale bien, nadie se da cuenta: voy haciendo ahorrar a los padres pesito a pesito, dolarcito a dolarcito, eurito a eurito, poniéndole un poco mas de combustible a su auto, o redondeando a su favor un cambio, o facilitando un negocio. Así, para cuando llega la navidad y la hora de comprar regalos lo pueden hacer sin drama alguno.
3) Claro que algunos padres pese a que les fui dando durante todo el año para comprar los regalos a sus hijos, llegan a la navidad y no compran lo que sus hijos quieren. Y bueno... todo sistema tiene sus inconvenientes y si uno trabaja delegando algunos problemas se pueden suscitar en el camino, pero en general funciona bastante bien. Pero si voy viendo que un papa se esta pasando de vivo y no regala a su hijo lo que pide, para el año siguiente le voy dando cada vez menos previendo que de todos modos no completara apropiadamente el pedido de su hijo y me hará quedar mal a mi.

En tu caso particular, podes decirle a Mateo que no tiene de que preocuparse. No hace falta que le expliques que ya Papa Noel durante todo el año puso platita en la cuenta de su papa para satisfascer acabadamente sus deseos.

Ahora que conoces el sistema, a lo mejor para la próxima me mandas también una cartita.

Saludos y FELIZ NAVIDAD PARA TODOS.

Papa Noel - Santa Klaus.


Querido Papá Noel:
Quiero agradecerte tu comunicación y expresarte mi admiración por la justicia que emana del sistema que has establecido para los regalos a partir de la delegación de la tarea en los padres, así como lo previsor del método que contempla dádivas permanentes y sucesivas en el año para tal fin. Si bien podría discutir el método de penalización, en lo profundo tampoco tengo nada que objetar al respecto.

Sin embargo -y siempre hay un sin embargo, lamentablemente- hay algo que ningún líder puede delegar, en ninguna esfera del conocimiento, las artes, el desempeño o las organizaciones. Hay algo que Napoleón no podía hacer, como tampoco pudo ni puede el presidente de un país, el director técnico de un equipo de fútbol, el gerente de una empresa o un artista. Dalí no podía excusarse en la calidad de las tintas o las telas, Alejandro Magno tampoco podía justificarse en la ineptitud de sus generales, ni Maradona en la poca garra de su equipo. Los líderes no pueden delegar la responsabilidad, ni poner excusas ante los resultados magros.

Si el regalo de Mateo falta y somos los padres los que pondremos la cara en ese momento fatídico, se va a saber a la postre que el problema estuvo en Usted, más allá de la calidad en la ejecución de nuestro papel en el que trataremos -no le quepa la menor duda al respecto- de explicar claramente las razones por las que a su santidad se le ha hecho imposible cumplir con las expectativas. Después de gimoteos y pataleos, rabietas y lágrimas, con razón, Mateo, Julieta o cualquier pequeño podrá, en uso de sus derechos como niño y consumidor de la navidad, exigir hablar con nuestro supervisor ante la afrenta, y nosotros, los abnegados padres, haremos lo posible por evitar que esto suceda, pero sepa que existe la posibilidad y habrá que enfrentarla, llegado el caso.

Por lo demás, aprovecho la oportunidad para saludarlo muy atentamente y comentarle que para las próximas fiestas, me bastará con contar con su apoyo y comprensión.

Saludos,

Esteban Morin



PD. Ahora que encontré tu imagen en Internet me doy cuenta de que realmente sos grande. Si me traés una Mac Book PRO con todos los chiches, podés quedarte absolutamente seguro de que haré una buena representación ante mis hijos en la madrugada del 25.

PD.PD. Pensándolo bien, con un I PAD es suficiente.

viernes, 26 de noviembre de 2010

La calor

En julio uno no lo ve, pero después llega, siempre. Como quien no quiere la cosa, un viernes cualquiera te encontrás, a la entrada de diciembre, todo vestido y con el maletín en la mano, mirando la puerta, tomando coraje. Afuera, a las 9 de la mañana, nos acercamos a los 30 grados. Va a ser un infierno el día. Pero si no salgo, si no salgo hoy, tal vez no salga nunca.

Enfrento la puerta y a un costado, sobre la llave de luz, encuentro un sobre cerrado que alguien dejó a mi nombre. Dejo el maletín el suelo, guardo las llaves en el bolsillo y examino el sobre. "Debe ser una cuestión comercial", pensé, "el banco me quiere vender algo". Sostengo el sobre con las dos manos y lo veo a trasluz. Para esto ya me senté sobre el control remoto y encendí el televisor.

El periodista en la pantalla anuncia una máxima cercana a los 40 grados. Me aflojo la corbata y suelto el primer botón de la camisa.

Abro el sobre y es una promoción para comprar cosas inservibles con la tarjeta de crédito.

"Arranco el lunes", pienso mientras me saco los zapatos y el ventilador me enfría la transpiración de la cara.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Pasó

La ciudad se comió otro día. Saludan los árboles el paso del micro. Atrás no hay nada, adelante el viento acumula opciones inciertas. Lo único es hoy, mi lugar en el asiento y el sol por la ventana.
http://estebanmorin.blogspot.com

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Condena


Texto encontrado, sobre una especie de condena que atravesaba en 2004. ¿Qué habré estado viviendo?


El otro día soñé que escribía en un viejo salón de piedra, como esos viejos monasterios medievales. Hacía frío y los dedos se entumecían. El silencio era el de un cementerio donde retumbaban los sonidos de mi respiración y de la pluma contra la superficie porosa.

Copiaba con tinta roja un viejo original que desaparecía mientras yo pasaba sus oraciones a mi papel. Un momento después ya no existía original del que copiar (es imposible pedir coherencia a un sueño) y era mi copia, mi propia invención, la que se desvanecía cada vez que lograba cerrar una palabra. Como una condena, sobrevenía la inspiración de una frase resolutiva que era absorbida en unos segundos por el pergamino, que se convertía en un cuaderno Rivadavia de a ratos, y me quedaba en el vacío de esa sensación. Un encadenamiento de hechos conmovía mi ánimo ya que necesitaba seguir escribiendo y, a la vez, continuaba viendo desaparecer los senderos de tinta antes de poder leer las frases concluidas.

Una vez despierto, rememoraba la imagen de las palabras perdidas de la misma manera en que hay sueños que se difuminan y sólo permanece la sospecha de la clave inaprensible en la vigilia.


Esteban Morin
Agosto de 2004

martes, 23 de noviembre de 2010

Carta a Santa

Mateo, quiso escribir este mail a Santa (que es el nombre que los chicos dan a hora a Papá Noel con una clara confusión de los géneros y a-dónde-va-a-parar-esta-juventud-decime-vos-che). Aquí la transcripción.

Querido Santa:
Soy Mateo, tengo una hermanita chiquita y te decimos que queremos un avión de control remoto y una muñequita nueva.
Soy bueno y ayudo a mis padres tendiendo la cama. Me lavo los dientees y tambiénjuego con mi hermanita.
Quiero un omnitrix del secreto del omnitrix, de Ben 10. Si no conseguimos un avión y un omnitrix, podemos regalarnos otra cosa (SIC).
Cuando nos vamos a dormir tú vendrás y nos traerá regalos.
Te mandamus un saludo, nosotros nos vamos a dormir y tú vendrás.
OK ya está listo.

MATEO5

PD: Estimado señor Santa: Si es imposible realizar envío de los objetos solicitados más arriba, por cuestiones de seguridad últimamente impuestas en vuelos internacionales, por favor, realizar depósito bancario (wire transfer) a caja de ahorro a mi nombre pesos/dólares: Standard Bank, Argentina. Atte. el Papá

lunes, 22 de noviembre de 2010

Superación


En vez de "Lunes de Superacción", como indicaba el lema del ciclo de no-me-acuerdo-qué-canal, debería ser "Lunes de Superación". Me encantan los lunes, sobre todo cuando traen ese desafío de encarar proyectos y semana. Hoy es feriado y no sabe igual.

Aún cuando el primer día laborable sólo indique el reinicio de una rutina, implica la superación de la constancia y la necesidad de encontrar nuevos enfoques a lo mismo. Sí, estoy sonando a libro de auto ayuda, a mal libro de autoayuda. ¡No importa!
Me doy cuenta de que muchos lunes fui con la cabeza baja a trabajar, con el ánimo por el piso, las ojeras, el paso arrastrado, la taza de café, la bronca, el vacío. Muchas veces negué el buenos días, la sonrisa, el empeño, deseando un corte de luz voraz, un escape, una amenaza de bomba. Algunas veces hice eso con deseo genuino de estar en otra parte y, muchas veces, simplemente por no desentonar, por no quedar desubicado en la mala onda general.

Sin embargo -y siempre hay un sin embargo ¡qué lo parió!- eso es en general para los lunes. Hoy es lunes feriado y llueve; pareciera que nada de lo explicado más arriba aplica.

(La película cuyo póster se reproduce aquí, es muy recomendable.)

domingo, 21 de noviembre de 2010

Complicaciones técnicas


Sé que a nadie le interesan, pero necesito explicármelas a mí mismo, las razones por las que esta mañana no se publicó esta columna. Tuve una serie de inconvenientes técnicos que me impidieron escribir la entrada en el horario correspondiente, así que ahora sale, 12 horas después.

Los previos fueron días de intenso trabajo, a los que se sumó el feriado del lunes (mañana) que siempre me despelota los domingos, todo bien mezclado con el ya famoso corte de electricidad matinal de los días festivos en esta ciudad y se me voló la hora y la publicación.

Vino bien porque esta tarde terminé "La novela luminosa" de Mario Levrero, aunque no terminó bien. Levrero escribe muy lindamente, pero me costó mucho atravesar ciertos pasajes y la repetición de figuras de esta novela, que se estructura como un diario, me cansó. Sé que soy un tipo ansioso, pero a la vez me considero un lector bastante paciente -ahora veo, que tal vez demasiado en algunos casos-. Sí, sé que es una combinación algo extraña, pero no por eso verdadera, me cuesta soportar la espera de muchas cosas, pero admito la de una buena historia que da rodeos intensos para mejorar la trama. En cierto modo, lo que vale la pena del libro es el enorme rodeo, aunque con sus desiertos, para un final que sólo me provocó -y siempre confesando que tal vez no haya sido el mejor momento mío para acceder a esta novela- un arqueo de cejas con levantamiento de hombros y boca en mueca de duda. ¡Bah, quién soy yo para criticar a Levrero!

*** *** ***

En la terraza del edificio hay tres tipos, mirando la calle colgados de una baranda. Dos de ellos fuman sin separar los codos del hierro helado. Abajo Montevideo zumba, gorgojea, chapotea, transcurre en un eco de agua vieja. El del medio, después de un leve tambaleo, se separa hacia atrás y, como si despertara de un largo sueño, extiende sus alas, infla el pecho y se eleva sin esfuerzo para después planear livianamente por entre los edificios. El de la izquierda tira el cigarrillo al suelo y lo apaga con la punta del pie izquierdo.
-Un boludo que sólo puede volar un poco -comenta mientras se sube el cuello del sobretodo y encara para la puerta de acceso al edificio.
-Un aburrido -dice el otro mientras se seca las lágrimas con el dorso de la mano.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Vientos de cambio


Me quedé pensando en cuál será el origen de esa expresión. "Vientos de cambio". Rememora al mejor realismo mágico, a la sensación de que las señales vienen en el viento, en las nubes o en el agua.

Creo yo que si hay un objeto que debe ser indicador de estas modificaciones existenciales, debería ser la cerveza. Se vienen "cervezas de cambio". No está mal, ¿no?

viernes, 19 de noviembre de 2010

Sacar la cabeza

Para sumergirse hay que tomar aire, bien profundo, un par de veces, y después mandar la cabeza hasta el fondo, empujándose con pies y manos, atentos a lo que viene, pero siempre luchando por llegar más allá. Es importante hacer el esfuerzo justo, porque si uno no lucha, vuelve solo a la superficie y en cambio, si se desgasta demasiado, la necesidad de volver a tomar aire se vuelve más urgente. Fluir no es dejarse arrastrar, es cooperar.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Saber

Hay que saber que uno no sabe todo, sabe poco o nada. Lo que muchas veces no sabe es que no saber sabe a mucho, sabe a falta, a ganas.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Sueño

Mucho, mucho, pero mucho sueño.
Estaré sin conexión varias horas y estoy obligado a poner este mensaje insípido para cumplir con mi promesa.
Ojalá esté durmiendo a las 11:45 de hoy.

***



Lo anterior fue escrito de madrugada, ahora estoy un poco mejor, sólo un poco. Tengo varias cosas que escribir sobre percepciones latinoamericanas que están incubándose en mí. Como adelanto dejo constancia de los siguientes puntos, que podré ignorar o ampliar más adelante: la pena colombiana, la religiosidad salvadoreña, relaciones entre clima y modos de relación, nacionalismo es comer todos lo mismo, el orgullo de los centros comerciales, maras y mareros, las distintas versiones de la hospitalidad, el alcohol y la paz social.

En esta edición de la serie me detendré en la sorpresa que surge en diferentes momentos -lo hablaba anoche con algunos amigos- sobre el modo en que muchos habitantes de una ciudad recomiendan sus centros comerciales como lugares que un turista debería visitar. Entonces, en Rosario o Buenos Aires, Lima o Bogotá, Santiago de Chile o San Salvador, es importante conocer los malls, ver una y mil veces las mismas tiendas, reconocer las marcas que están a un lado y otro del planeta. No importa que en la plaza a un lado del centro comercial esté la obra de un escultor que simboliza el dolor o la pasión de ese pueblo, es inútil preguntar por el lugar donde los primeros españoles desembarcaron y armaron el primer fuerte de la conquista, que después utilizaran los revolucionarios, o el jardín botánico o el mar, el cerro, el volcán.

En un arrebato de bronca, me imaginé que me recomendaran pasear por un aeropuerto, el lugar más impersonal de cualquier ciudad, el más parecido a otras ciudades del mundo. Es como sugerirme comer en una casa de comida rápida cuando puedo probar pupusas, patacones, tiraditos y ceviches. Supongo que para ese tipo de recomendaciones hay un tipo de turista, que busca lo conocido, que quiere comer milanesas con papas fritas en la India y sacarse una foto con el payaso de las hamburguesas en Medellín, seguramente. A mí no, no.

martes, 16 de noviembre de 2010

Epaminondas



Me acordé del personaje de este cuento mientras intentaba recordar otro relato de la infancia. Vino a mí la imagen de mi abuela paterna, que era a quien le pedíamos que nos lo contara una y otra vez. El absurdo absoluto de este cuento, del fuera de tiempo del negrito que siempre aprendía tarde las instrucciones o las aprendía tan bien que no podía salirse de las instrucciones, el racismo evidente de fondo que ve en el negro la ignorancia, la pobreza, la idiotez y la furia, me une al lugar de donde todos venimos.

Aquí encontré una versión de la historia. ¿Alguien conoce alguna variación de la misma?

Ayer mi hermana menor se graduó como médica y mi inconsciente me lanzó al pasado, a la infancia. Tal vez como forma de intentar no volver al presente y escapar del paso del tiempo. Estos relatos primigenios forman esos pilares sobre los que se fue construyendo toda la estructura posterior del lenguaje. Fuerte encontrarlos, ¿no?

lunes, 15 de noviembre de 2010

Tonto el que lee


Sigo leyendo a Piglia y viene a mí una pregunta sobre cuál es la diferencia entre lectura y escritura. El autor viene explicando el modo en que funcionan los policiales donde la figura del investigador privado como personaje solitario que devela, en la lectura de las situaciones -y muchas veces en la lectura específica de diarios, textos y pistas- la trama del misterio.

El escritor es también una especie de investigador que se lanza a unir los puntos y a dejarlos ahí para que el lector los recorra, lo reedite. Más allá de la historia superficial, es la trama oculta -muchas veces para el mismo escritor- la que es reconstruida por el lector, que la reinventa y obtiene nuevos sentidos en la lectura.

Puesto así, había surgido en mí la duda de cuál era la diferencia real de escribir y leer, ya que como acto de dar sentido, ambas parecen acciones con el mismo resultado. Sin embargo, dos líneas nuevas de pensamiento surgen. La primera es pensar que la dirección de las acciones tienen dos sentidos distintos: mientras la lectura es hacia el mismo lector, o sea que sujeto y objeto de la acción son la misma persona, la escritura es siempre hacia un otro, sujeto que dedica a un otro. Un otro que normalmente es una mujer, al parecer de Piglia y en relación con la historia de varios autores hombres. Más allá de que afirmar lo anterior es caer en una generalización simplista, recuerdo ahora a Bordelois y su explicación del eros del lenguaje que engendra: "la palabra que engendra". El que escribe la palabra es "el hombre" que engendra en "una mujer" que lee.

Escribo queriendo provocar algo en alguien y muchas veces viene a mí una persona específica, aunque me es indispensable olvidar el destinatario para dar algo bueno de mí, como es necesario dejar de intentar complacer al otro para poder tener buen sexo. Al final escribir es más pornográfico que cualquier otra cosa. Ahora entiendo por qué siempre me gustó tanto leer y escribir. En vez de "tonto el que lee" como escribía el duende por toda la ciudad, deberíamos decir "penetrado el que lee". Penetrado y embarazado por una palabra que es germen, parásito, luz e impulso de otras palabras.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Correr para oxigenarse

Me voy a correr un poco para oxigenarme. Me desperté como embotado y cansado. Con una luz terrible, implacable, que entra por la ventana.

***

¡Funcionó! Ahora estoy energizado y listo para desayunar. Escucho las campanas de una iglesia llamando a misa. Las cosas mejoran. Recuerdo que soñé cosas mezcladas, un gran embrollo.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Basta de estudios truchos


En La Nación de hoy, se publica un típico artículo reaccionario del tipo de diario que cada vez me gusta menos, relacionando los hábitos de los adolescentes hiperconectados con problemas de salud físicos y psicológicos.

McLuhan termina teniendo siempre razón: "los medios son extensiones del hombre" y el uso, consumo, apropiación, que cada generación hace de los recursos tecnológicos disponibles no es sino una manifestación de su naturaleza. Un joven de los 80 que se alienaba con la TV y los videojuegos, en los 90 con la TV, en el 2000 con Internet y ahora con los teléfonos celulares que incluyen todo lo anterior, es el mismo que se alienaba con las novelas en el siglo XVIII o con las tertulias en otro momento.

No, señores, no. No todo tiempo pasado fue mejor. Cortemos con ese pensamiento que atrasa (como sentencia Rozitchner).

Si te hincha las pelotas que tu hijo no te preste atención porque está conectado con el MP3 mientras manda mensajes por celular y revisa facebook, mandale un mensaje vos a su facebook desde tu black berry y armá un plan con él.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Entre nos, entremos


Se acerca fin de año, no hay escapatoria. Noviembre es el mes para encarar lo que todavía no pudimos resolver y queremos hacer durante 2010. En diciembre ya no habrá escapatoria y las cosas serán terriblemente precipitadas.

2011 será año impar, lo que según entiendo es bueno para comenzar cosas y arrancar de nuevo. Nací en año impar y creo que ha sido bueno para mí, justamente porque no podría elegir haber nacido en otro año.

¿Qué elegimos? ¿Qué surge así como inexplicablemente en nuestras vidas? ¿De qué cosas somos verdaderos protagonistas? ¿Quién, de todos los yo que habitan en mí, es el que vive y decide en cada momento? ¿Es posible estar conectado realmente con un momento? No, claro, absolutos no hay, nunca. Salvo en este absoluto planteo de que no hay absolutos, no hay certezas.

Igualmente, se vuela 2010. Saludemos su salida triunfal recordando que se terminó la primera década del milenio que traería el fin del mundo. Hay más tiempo que vida, ¿no?

jueves, 11 de noviembre de 2010

Arena


Se sacó los zapatos calzando la punta del derecho en el talón del izquierdo y después con los dedos del pie desnudo empujó del mismo modo el derecho mientras ya iba cayendo de espaldas en la cama. Permaneció un instante mirando el techo de la habitación hasta que sus ojos, secos de cansancio, se cerraron.

Caminaba un pasillo interminable. El ruido de sus zapatos golpeando en la loza brillante retumbaba en las paredes desnudas de ese corredor brillante. Le ardía la luz de todo el lugar y apenas si podía avanzar. Tanta blancura comenzó a ahogarlo y se llevó la mano al bolsillo en un reflejo por verificar que el aplicador del medicamento contra el asma estaba a mano. Comprobó que estaba desnudo y un escalofrío le recorrió la espalda. Un zumbido penetrante salía de las paredes, una vibración a electricidad recorriendo el mismo espacio que él caminaba lentamente ahora, dudando de la dirección que parecía tan certera.

Dio vuelta la cabeza y el paisaje se repetía a sus espaldas: una distancia interminable que seguía en línea recta, paredes perfectamente blancas y luz insoportable. Volvió la vista al frente y apuró el paso. Sin darse cuenta, luego estaba corriendo desenfrenadamente en la única línea posible, comprobando que el panorama se repetía sin cesar.
Se detuvo apoyado contra la pared de la izquierda, estaba helada. Apenas podía respirar y el zumbido envolvente apenas persistía debajo del silbido desesperado de su respiración. Volvió sobre sus pasos dubitativo, ¿volvía o avanzaba? Cayó al suelo un poco más allá.

Por un minuto agradeció que la blancura estuviera cediendo un poco. Hasta que se dio cuenta de que la oscuridad era causada por un inminente desmayo. Se recostó boca arriba, estirándose sobre el piso duro. El corazón le golpeaba las sienes con un ritmo enloquecido de semifusas torpes. Quería llorar y no podía. Bajó una mano al suelo y sintió un grano de arena, uno solo sobre el piso limpísimo de interminable pasillo. Lo apretó con el índice y lo levantó hasta el rostro. Era eso, simplemente, un grano de arena. Se lo metió en la boca y lo tragó, percibiendo como pasaba apenas por las paredes dilatadas de la garganta.

Se despertó en la misma posición en la que había quedado, con los pies colgando de la cama. Estaba hecho sopa de transpiración. “Qué mierda”, pensó mientras lograba levantarse con mucho esfuerzo y medía la intensidad del dolor de espalda que apenas lo dejaba moverse. “Una mierda”, dijo en voz alta mientras el grano de arena bajaba lento hasta el estómago y le daba un poco de paz.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

La seguridad del proceso


Hay, como muchos ya saben, una ambigüedad compleja que vive en mí, en muchos aspectos. En lo laboral, esto se traduce en una tensión permanente entre la búsqueda de la innovación y la creatividad, y la seguridad que dan los procesos casi automáticos en los que tomo responsabilidad. Anarquía vs. rutina, creatividad vs. fórmula, innovación vs. mejores prácticas.

Igual, ver estas cosas como dualidades extremas, como opuestos complementarios, no hace sino evidenciar también la búsqueda de una estructura que explique lo -muchas veces, por suerte- inexplicable.

¿Por qué hay que oponer las cosas? ¿Por qué es necesario dividir placer y trabajo, por ejemplo? Hay otras opciones, debería haberlas.

Da seguridad estar en proceso, porque al menos no me siento en medio de las situaciones sin poder tomar decisiones.

martes, 9 de noviembre de 2010

Noche de sueño



La avispa cortó nuestra cola, la cola que la gente en un principio llevaba. Todos teníamos cola. Le cortó la cola a la rana y también a nosotros, que así nos convertimos en seres humanos. Finalmente se cansó de tanto cortar y a partir de ese momento los hombres que aún tenían cola se transformaron en micos churucos.

Uitoto, Vaupés


Anoche fue la primera noche completa de sueño; poco más de cinco horas de corrido. Tuve que llegar exhausto a la cama para poder entrar rápidamente al mundo onírico. Ahora seguiría hasta el mediodía.

lunes, 8 de noviembre de 2010

En altura


Uno tiene que oxigenarse de otra manera. No sé, me parece. Un dragón es un hombre o al revés, no importa. Tiene muchas caras, pero una sola naturaleza animal.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Domingo y llueve


Un viejo relato, una semilla del año 2002. Ahora creo que escribo de otra manera, pero no sé si tanto. Tal vez debería volver a esta forma. Coincide que es domingo y estoy llovido.


Es domingo de otoño y llueve. Buenos Aires es terrible cuando llueve. La ciudad se convierte en un lugar crudo y transparente. No sé si es la humedad que penetra y se siente unos centímetros debajo de la piel o es la propia susceptibilidad lo que transforma a las calles y edificios en formas fofas de un paisaje surrealista.
El agua no cae desde el cielo, Buenos Aires se zambulle en ella y todo adquiere ese color traslúcido que deja que la vida sea tan simultáneamente fútil y agria. La vecina castiga a su piano y casi puedo verla inclinada en su banco haciendo sufrir el teclado con su abandono. El portero mira a través de los vidrios de la puerta apoyado sobre el palo de su escoba, con el mentón sobre su mano. Seguramente recuerda mil sueños herrumbrados e inútiles, y se escapa al mundo que él cree debería haber sido, pero no fue y nunca será.
Yo transparente también, intento ocultarme tras las paredes de cristal de este departamento y acepto esta desnudez a duras penas. Los desnudos edificios, bañados y blandos, desprenden ese olor acre de su horrible vida. En las personas se repite esta historia y lanzan su incontenible pena por los ojos, en cada movimiento, en cada palabra. Nada escapa a esta humedad implacable.
Mañana será lunes y es posible que el sol aparezca para secar las transparencias. Tal vez inunde con su irónica luz los cuerpos y las calles, reconstruyendo la máscara que se ha corrido hoy. Pero todavía es domingo y llueve. Realmente no sé que es mejor. Al menos hoy no es posible ocultar nada.

Mayo 2002

sábado, 6 de noviembre de 2010

Literatura como interrupción


Leo a Piglia en "El último lector" y me disparo con la imagen de Kafka y sus cartas a Felice, en las que la seduce y aleja, y el ejemplo de una lámpara citada en un poema chino que le envía a ella donde la mujer se irrita porque el marido lee en la cama y pierde noción del tiempo.

Me pregunto ¿quién interrumpe a quién? Porque por un lado, como suelo observar y quejarme, siento que la vida familiar, la rutina de trabajo, las mil distracciones del mundo atentan contra mi deseo de escribir y leer, de conectar con la literatura. Y vienen a mí imágenes de la infancia cuando soñaba con ser militar o religioso, hermitaño o preso, para encontrar la soledad de la disciplina, el claustro, la celda o la cueva, desde donde poder crear puramente. No han sido pocos los que han escrito desde el encierro o el exilio, en una especie de desconexión del mundo que ha colaborado con su concentración.

Ahora, por otro lado, la literatura, el acto de leer y escribir, también es una distracción del mundo, una forma de construir uno nuevo que no existe, transportarse, alienarse, no estar. Es como una adicción con las mismas características que los juegos de video, algunos deportes, la comida. Una experiencia de satisfacción momentánea, que puede ser más o menos duradera, que irrumpe en el trajín de una vida social, laboral y familiar que le es, muchas veces, absolutamente ajena.

¿Quién interrumpe a quién? ¿Es el lector que molesta con su lámpara e interrumpe el sueño u otros planes de su pareja? ¿Es el que reclama por la hora que interrumpe esa conexión con el arte y la literatura?

viernes, 5 de noviembre de 2010

Enrosque en 1145




-Hay noches que se cargan de una electricidad rara, ¿viste?
-Sí... ¿sabías que hay un vuelo a Kuala Lumpur pasa por Ciudad del Cabo?
-No.
-Te dejo pensando en eso, nos vemos mañana.

Esta sección ha sufrido un disloque temporal y artículos que deberían publicarse entre el 5 y el 17 de noviembre serán publicados en las mismas fechas y horarios, pero del mes de diciembre. De esta manera, el mes de diciembre duplicará las entradas por día, durante el 5 y el 17.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Offline airline

Todos los titulares de este blog se encuentran ocupados en este momento. Si todo sale como esperamos, a varios metros sobre el nivel del suelo volando tranquilamente.

Por favor, comuníquese más tarde o diríjase a otra publicación cercana para más información sin valor ni importancia.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Pre viaje



Decidido a abandonar el enojo, me dedico desde ayer a cerrar cosas y hacer listas por mi próximo viaje. En unas horas estaré sobre el avión rumbo a Colombia y tengo que centrar mi energía en esto, en el trabajo que voy a hacer y los resultados que busco obtener. Sé que en un rato podré hacer el “switch” y todo se encaminará, pero en algún momento de este caos estoy “caught in the middle”, y se ve que me pasa también con el lenguaje que salta de un lado a otro y no encuentro palabras adecuadas.

Así que así estoy, entre listas que se multiplican y asuntos que se tachan, otros que se postergan y algunos se delegan.

Acabo de cortar el flujo de la escritura para sacar del cajón del escritorio algo que no debería olvidarme para el viaje. Una libretita de viajes y una birome nueva, ahora cuando vaya a la librería a buscar la carpeta anillada. Pavadas que comen los minutos y horas antes de un viaje. Adrenalina y vacío en el estómago. Un par de lentes extras (si se me rompen los que tengo me quedo ciego por el resto de mi estadía), pañuelos descartables, ibuprofeno y cien cosas más. Tal vez esto ilustre un poco más la locura que tengo encima, ahora canalizada por otro lado.

Cambio de horario

Como en breve entraré en el horario de Colombia, con dos horas menos de diferencia con respecto a Argentina, publico esta entrada a las 9,45, para que nadie reclame. La verdadera entrada de hoy saldrá en 120 minutos más.
He dicho.
http://estebanmorin.blogspot.com

martes, 2 de noviembre de 2010

Enojo

Y sigue el tema. Los medios no paran de levantar al muerto.
No puedo más hoy. Estoy enojado, se me sale por los poros.
La gente insiste con la mano dura y con planteos desde el desconocimiento, el sentido poco común y los clichés.
No quiero discutir más, pero no tengo más remedio.

Además soñé feo, de explicaciones y grupos interminables de gente.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Lunes

Vamos a ver. No vemos nada.

El sábado a la tardecita se accidentó un pibe con su longboard, una variación del skate que se practica en cuestas y bajadas. Lamentablemente se golpeó en la cabeza tan fuerte que falleció en la mañana del domingo. Tenía 17 años.

El tema es tan penoso, que es difícil decir cualquier cosa sin mandarse un moco.

El lunes no pinta mal, pero esta tristeza inunda lo demás. Seguramente en un rato pasa.
En su momento habíamos publicado esto sobre la práctica de este deporte. Hoy siento que no podría haber elegido un título peor.