viernes, 15 de junio de 2012

Libro Cajas Chinas

Esta iniciativa llegó a mis manos y quiero compartirlo.

Es un libro objeto que uno puede comprar por adelantado -con un modelo de venta y distribución similar al que conocía a través de ORSAI-. Ya compré uno y creo que será un buen regalo para hacer (después de disfrutarlo yo, claro).

No conozco a Maro, pero personalmente me gusta mucho el trabajo de Mara Hitters, quien ilustra el libro y los objetos que lo acompañan.


jueves, 14 de junio de 2012

Figuras

Treinta y cinco segundos desde que cierro la puerta del departamento y estoy en la salida del edificio. De ahí a la boca del subte son unos doce minutos, segundos más, segundos menos, dependiendo de los semáforos y el tráfico. Cuatro minutos para recorrer dos estaciones y dos más para llegar a la oficina.

En el medio cruzo negocios, espacios pintados y recargados, mangueras regando veredas, agua por todos lados, obstáculos fijos y móviles. Percibo también otros recorridos, pero todo está como mezclado, como un fondo sin grandes distinciones, y de repente, entre la luz cruzada de la mañana, la humedad que cala los huesos y los autos que cruzan a toda velocidad una esquina antes que el semáforo cambie de color, una persona, hay alguien. Casi todas las veces pasa que surge alguien, que emerge a la mirada. Hoy era un tipo que tenía una nena de unos tres años de edad en brazos mientras entraba al vagón delante de mí.

En ese momento, comienzan a aparecer otras personas, con sus rasgos pequeñísimos. Siento su respiración, sus tristezas, sus sueños, el cansancio, el mundo de preguntas que todos llenamos de música mientras nos desplazamos. El proceso crece y se incrementa la capacidad de percepción, que un momento después comienza a decaer.

Pienso nuevamente, casi todos los días aparece alguien, un otro, que hace más real el mundo, pero hay otros días, los más tristes, en que todo es sólo cartón pintado y figuras que se repiten. Por suerte, son los menos y hoy no es uno de esos.

¿Les pasa lo mismo?

viernes, 8 de junio de 2012

Mateo y la física

-¿Qué es una sombra? Porque sin luz no hay sombra -dice mientras le calzo un calzoncillo largo, larguísimo antes del pantalón grueso-. Porque yo lo pensé solo, con mi cabeza... que sin luz no hay sombra.

Y a mí me vienen los movimientos complementarios de sístole y diástole, los binomios, los pares antitéticos, las fuerzas contrapuestas, los motores de la historia, la dialéctica y tanta teoría absurda.

-Porque para mí -continúa él, ahora mientras mastica unas galletitas parado sobre la silla porque temo que si lo dejo parado en el suelo los dedos se le pongan duros hasta romperse-. Las sombras son como personas que viven en el suelo y en las paredes, porque yo me muevo y se mueven, y si movés la luz también se mueven, como bailando. Copian lo que hago... ¿pero qué es una sombra? -remata otra vez con la duda.

-Es donde no hay luz -respondo mientras imagino ejercicios para mostrarle la física del haz de luz, del cono de sombra, los eclipses, la perspectiva, la matemática que de eso se desprende. Me voy para el lado duro, para las rectas y las geometrías, aunque igualmente, algo se mueve por dentro, algo que no sé explicar, y el maldito Jung y todos los arquetipos juntos.

-Para mí son personas que viven en el suelo -insiste él con la boca llena, el gorro hasta las orejas y los brazos tiesos en la campera inflada. -Y le digo que sí, que puede ser, mientras lo arrastro hasta la puerta y corremos a la parada de colectivos. Él salta de emoción cuando se acerca y me abraza fuerte mientras susurra-. Te quiero mucho, papá.

No sé por qué, por qué me quiere o lo dice con esa dulzura que rompe todo el hielo de la escarcha, de cada arruga y cada cruce de la historia.

Llegamos jadeando humo blanco, como tantas madrugadas de escuela, justo antes de que suene el timbre de acceso. Después la señorita me dirá que no entiende las consignas o que se distrae mucho en clase porque no quiere recortar palabras que empiecen con P ni dibujar los dominós para la sumas correspondientes. Que presta atención sólo a lo que le interesa, que se detiene en pintar y llenar de color las hojas.

-Es que no se queda quieto, está como ensimismado, como en otro lado -explicará y yo no podré decir nada, porque lo que a mí me interesa no es traerlo para acá, sino estar más tiempo del otro lado, con él.