—No hay que
caminar con las manos en los bolsillos porque si te tropezás podés
irte de boca y romperte los dientes, y porque además parece que
estás tocándote.
—…
—Metete la camisa
adentro del pantalón, abrochate ese botón y peinate un poco, por
favor.
—Sí.
—Lavate las manos,
abajo de las uñas, escupí ese chicle, limpiate los lentes: no sé
cómo ves con esa mugre.
—Es que estuve en
el patio.
—Ya sé. ¿Te
lavaste los dientes hoy? Atate bien los cordones.
Ojos mariposas no se
detienen: revolotean y se van.
—Me invitaron a lo
de Gustavo. ¿Puedo ir?
—Sí, pero no te
ensucies y volvé antes de las ocho.
—Hoy la mamá hace
ravioles y me invitaron a comer.
—No podés
quedarte, tenemos visitas a cenar.
Manos gallinas
picoteando en estantes y mesada. Ollas abismo y muralla delantal.
Mariposas verdes y azules, velocidad.
—Ya sé, pero...
si pudiera, me gustaría.
—No y punto.
Boca puño, diciendo
sin hablar, golpeando sin tocar. Ojos aleteando sin mirar.
—Bueno, entonces
voy un rato y vuelvo temprano.
—Ajá.
Sale y regresa sin
hacer ruido por el pasillo hasta el patio —pies brisa, aliento
tumba, soledad— y el rincón del bananero, contra el tapial.
—Señora, el chico
es extremadamente alérgico. Hacía tiempo que no tenía un caso así.
Tome, lleve esta ampolla por precaución. Téngala siempre a mano.
Aire piedra, piel
fuego, rojo y negro.
Espera entre los
troncos, inundado del olor de hojas y frutos marchitos, el motor
incesante del panal.
Mundo nube, sol
total. Insecto hipodérmico, rumor primordial.
—Es un chico raro.
—No digas eso.
—Está siempre
solo, no juega con nadie. No es normal.
—Se fue a lo de su
amigo. Allá parece que está cómodo.
—Eso dijo.
—¿Entonces?
—No sé. Igual es
raro.
Niño planta,
refugio vegetal.
Se queda entre los
troncos, siente que se hunde despacio en el suelo, casi sin respirar.
Brazos hojas, sudor
verde, zumbido fatal.
Algo en el cuello,
un latigazo ardiente, y se golpea sin pensar.
Sicario insecto, sol
negro, sangre y fuego, mariposas que por fin dejan de volar.
—Sacale los
lentes, cerrale los ojos, dejalo descansar.
Culpa aguja lenta,
corazón artefacto, ruido seco, ya no despertar.
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