lunes, 2 de julio de 2012

Lo que escribiste mañana


Tiempo que queda para votar por la historia que será continuada.


Como ya fue comprobado en el futuro, esta nueva propuesta ha sido el punto de inicio de un nuevo ciclo renovador de Filigranas con un Ladrillo. Digo el futuro como una certeza para que no quepa la menor duda.

No se asuste que la colaboración que voy a pedirle no cuesta más que un par de clicks y cinco palabras, y en cambio le ha resultado en una enorme satisfacción (otra vez como certeza futura). Sí, nada más que un par de clicks y cinco palabras

Ud. y otros lectores de este Blog participarán en la escritura conjunta de cinco artículos de 3000 caracteres exactos de extensión. Abajo introduzco sólo el título y un primer fragmento de cada una de estas entradas. 

Lo que le pido es que me diga cuál es el artículo que Ud. escribiría así puedo publicarlo mañana con su permiso. Y también le pido, me envíe en un comentario a esta entrada cinco palabras para poder identificar el texto que sigue y completarlo adecuadamente. Por favor, que sean cinco y sólo cinco palabras.

Con esas instrucciones básicas verá cómo el destino devuelve (bueno con certeza ya devolvió) el artículo que fue escrito por más lectores (más votaciones) a las 5 pm de este martes 3 de julio.  Las votaciones se recibirán hasta el mediodía.

Parece complicado, pero lo haré simple:
1. Elija una temática y vote por ella en la encuesta a la derecha.
2. Escriba un comentario de cinco palabras a esta entrada.
Haga todo antes del mediodía del martes 3 de julio y espere hasta las 5 pm.
Lea el artículo que Ud. mismo ha escrito.


Julieta y las contradicciones
No me gusta que me contradigan, a nadie le gusta, creo, pero a mí creo que me sacude una fibra íntima con tal violencia que, durante los primeros instantes en que percibo la oposición del otro, una ira tan profunda se apodera de mi sangre que saltaría al otro lado de la mesa o fuera del auto o atravesaría la pantalla de la computadora para destrozar al otro.
Con Julieta las cosas han tomado otro rumbo, no sé. Intentaré explicarlo.

Todo lo que siempre quiso saber sobre los aeropuertos
Uno se acostumbra a ver una parte de los aeropuertos, esa parte que aparece evidente en los trámites, el freeshop, los asientos incomodísimos, el sueño, los niños que lloran y los pasillos interminables. Ahora hay otra vida por detrás, por debajo y por encima de todo eso. Hay que estar muy atento y quedarse muy quieto, pero si lo hacés con paciencia vas entender lo que te digo.

Las casas de papel
Son todas de papel, aunque parezcan de otros materiales, las casas son siempre de ese material. El tema es que lo que mantiene pegados los papeles y evita que el viento se lleve todo a la mierda son unas pequeñas marcas que encontré el otro día mientras rebotaba borracho entre los límites verticales de un pasillo. Varias cosas tomaron sentido entonces. No, no tiene nada que ver con la física de las uniones de ladrillo y cemento.

María Martha ya tiene quien le escriba
Querid@ y remot@ travesti:
Quería decirte que ahora que te sacaste el DNI con el nombre de María Martha que siempre quisiste ponerte, no sé si podré apreciar tu cuerpo de la manera en que lo hacía mientras lo recorría en esas noches de verano en el Parque Independencia. Que te hagas mujer, así del todo, o así con nombre y todo, provocó en mí un efecto inesperado. Te escribo porque me es muy difícil tener una conversación telefónica con vos, sobre todo porque no tenés teléfono y no puedo andar llamándote así a cualquier número que se me ocurra.

La imposibilidad de los lunes
Saltó de la cama con la certeza de que llegaría tarde. El frío del piso lo recibió como una descarga eléctrica y la oscuridad de la habitación le dio el primer indicio de que estaba fuera del tiempo. Hacía tiempo que no le pasaba y tenía la certeza de que sería el inicio de una serie de hechos desafortunados que caerían en cadena como el hambre sigue al sueño, o al revés, no importaba.
Miró el reloj que marcaba las 3:05. "Justo las tres y cinco", pensó. Encendió el velador de un golpe y abrió el cajón buscando desesperado. Después de revolver entre papeles y monedas que raspaban como instrumento rústico el fondo de madera, se dio cuenta que los cigarrillos, los Philp Morris que intentaba encontrar, eran los que él se había fumado, como último acto de abandono del hábito, viente años atrás.


¿Qué historia ya escribiste?

3 comentarios: