jueves, 27 de enero de 2011

Uno no puede con su genio

Muchos sueños en varios días. Aún hoy, en el micro que me traía a Buenos Aires, soñé intensamente algo que ahora no puedo recordar. Me pasa eso desde hace semanas y eso que voy con mi cuadernito para todas partes. Sin embargo, por alguna razón, tal vez por la culpa, por el miedo a encontrarme conmigo mismo, por las cosas que no se escriben acá o por miedo, ese miedo hijo de puta y taimado, conquistador y escurridizo, que se esconde de racionalidad, de sentido común, de consejo sabio, de buen amigo, de confidente. Ése es el peor, el más tramposo. Viene con cara de decir cosas importantes, así de improviso como un llamado en la noche, te interrumpe el impulso y te planta una pregunta capciosa, traicionera, dolorosa ahí donde vos no querías que mirara nadie, en el punto débil.

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