martes, 23 de marzo de 2010

3000 caracteres

Ahora tengo que escribirlos, con esta urgencia. Después habrá tiempo para comer, bañarme, revisar mails y otras cosas. Ahora, con el impulso del taller recién finalizado, con la angustia en la piel de la falta de palabras. Con el intento fallido de generar cierta imagen en los demás, allí voy con mi cuota diaria. No tengo altas pretensiones de esto, pero quiero antes de las 12 llegar a mi número diario de caracteres.
Ordenaditos unos detrás de los otros, como si en esa forma pudieran ocultar la locura que los aglutina, mis sentidos se amuchan con intensidad. Me dejó molesto las referencias de algunos participantes, la falta de sentido del humor es una marca que me coloca fuera y me descoloca a mí. Alejandro es agresivo, pero su violencia tiene un sentido. Es violento pensar en escribir, decir que uno quiere mover las cosas y pretende hacerlo desde el estarse quieto una vez más en la comodidad de la propia neurosis.
Escribir es moverse, abandonarse, dejarse fluir un poco o es una mierda que no tiene el más mínimo valor para nadie. La función de esta escritura tiene que ver con poder dejar salir lo que está dentro de manera compleja y enmarañada. Dejarlo enchastrarse de tinta o de diminutos píxeles titilantes e ir construyendo mientras se piensa, mientras se escribe, mientras se escarba en la tierra con un palito para dibujar las letras huecas que tanto sostienen.
Me canso de mi propia tendencia a no poner nada intentando poner tanto. Quiero descansar de mí, de mi propia forma. Será momento de empezar algo, un poco, un atisbo.
Aquí voy un poco más de la mitad del objetivo y se podrá comprobar que nada sale en limpio. No importa. Voy a empezar este espacio con el intento de cumplir la cantidad y nada más. Mañana esbozaré la historia de mi novela, su intento de trama (o tal vez pasado mañana); luego ordenaré mis intentos de comprender ciertas cosas. Volveré al objetivo primero de un blog, un log, una bitácora. Esto es un maldito diario de impresiones.
¿Por qué la mirada afuera? ¿A quién le importa? Efectivamente a mí me importa tanto eso que no puedo empezar a escribir sin ponerlo en el frente, sin anunciarlo y explicarlo. Ciertamente, no puedo estar acá, enfrentando el momento más íntimo sin sentir que hay alguien del otro lado, unos ojos enormes que todo lo escrutan.
Catártico, espasmódico, asintótico, palabras esdrújulas que nada aportan, que poco suman, que bien esconden. Se pueden llenar 3000 caracteres sin decir nada. Sí, sí, ¿cómo no? Es simplemente dejar que salga lo que siempre sale o empezar a probar a ver si aparece algo nuevo.
Hoy están los primeros tres mil en el blog, que se renueva como un diario de viaje. A los que se animen a subir, bienvenidos. No hay promesas de ningún tipo, vamos sin mapa por el momento. Si encontramos algo interesante más adelante, ahí veremos si hace falta planificar algo, generar nuevas propuestas, hacer de esos punteos que tanto nos gustan. Por ahora es eso, ya llegan los últimos tipos, son pocos más y los finales 2.

2 comentarios:

  1. Bello molto molto bello!!

    genio genio genio

    dale para adelante!!

    a la espera de las próximas 3000,

    saludo atte...

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  2. Hola Esteban.

    Bienvenido a tu blog.

    ¡Ya te estábamos extrañando!

    Un abrazo.

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