sábado, 14 de junio de 2008

Un crimen







por J.C. Brandsen*

A mí que no me embromen, es lo único que pido; porque no puede ser y seguro que cualquiera en sus cabales estaría de acuerdo conmigo –si existiera alguien en sus cabales en este país de orates–. A mí no me embromen… por favor. Después dicen que uno es el que se queja por todo; “ahí va el insatisfecho, el inconformista”, murmuran a las espaldas, pero esto es demasiado, no me van a convencer de otra cosa.

–¿Qué le vas a hacer? –me preguntó el diariero cuando le expliqué y me di cuenta de que su resignación no buscaba respuesta. Me dio asco verlo ahí, sentado en su banquito a la sombra de la garita, desparramando su cuerpo viscoso y pensé que así se iba a morir pronto, llenándose de tanta basura que nos quieren vender, ahogado por noticias truchas, grasa y asma. Le hice una mueca como una sonrisa y me fui, triste en el fondo porque que ya nadie hace nada y así vamos, a la deriva, perdidos en este mundo sin sentido donde los que nos animamos a decir algo parecemos desubicados o loquitos… Por favor, a mí no me jodan, los locos son otros, son los otros, ellos, los que están más allá riéndose de nuestra infelicidad, poniendo todos estos obstáculos.

También se rieron los chicos del locutorio cuando les contaba y me dijeron que “no me ponga así”. ¿Cómo quieren que me ponga?, pregunto yo a todos. Por lo menos hablo, tengo la decencia de decir lo que pienso y no pongo esa cara de marmota que identifica a nuestra juventud en estos días. Lo único que les preocupa es la ropa que usan o tener el pelito justo sobre los ojos. Esto no puede ser peor, si no hay punto más bajo al que caer, si todos los valores por los que han luchado nuestros mayores, nuestros prohombres, héroes, santos y mártires, si todo lo que nos explicaron nuestros padres con cariño o con palos, todo está en ruinas. Si San Martín viera en lo que nos convertimos, si lo hicieran Sarmiento o Alberdi, o el mismísimo General… qué vergüenza siento pensando en esto. Incontables sacrificios, enormes esfuerzos para construir la patria y vivimos hoy el acabose de la moral, aunque ahora está mal visto hablar de moral o estas cosas.

A mí que no me embromen, el lunes 9 de junio sentenciaron Marianela Mirra y Carlos Cruz en Bailando 2008… un crimen.

* Columnista especializado en televisión y entretenimiento, invitado por Filigranas. ¡Gracias maestro!

2 comentarios:

  1. Qué bueno que todavía creas en la literatura!
    Mi fidelidad, en cambio, es más intermitente... y es que a pesar de deberle unas cuantas (me ha salvado más de una vez) insisto en traicionarla implacablemente...

    ¡Seguí escribiendo primo que me encanta leerte!
    Besos

    ResponderEliminar