jueves, 26 de febrero de 2009

¿Cómo sirve la literatura para hacer un mundo mejor?

Tuve la oportunidad de charlar largamente sobre el valor y la utilidad de la literatura en general y la argentina en particular con mi amigo Patricio Pron, un gran escritor que al fin está recibiendo el reconocimiento merecido por su trabajo. Coincido con Patricio en que la literatura de un país, de los escritores de un país o de una región, aunque también los de una lengua o los de todas en general, deben contribuir a la voluntad de transformación, que esta forma de arte –y de vida– debe impulsar a un mundo mejor.

Esta voluntad adquiere muchísimas formas: de denuncia, de testimonio, de reflexión, de reflejo, de parodia, de esfuerzo por llevar al absurdo. En mi caso particular, de lector ecléctico e indisciplinado, y de escritor casi privado y desconocido, entiendo que la voluntad de transformación de la literatura se realiza cuando permite habilitar ciertas emociones. Después de muchos floreos, de muchos amagues y escondites, de erudiciones o simples bofetadas, finalmente lo que sobreviene es eso, lo que persiste. Leo y escribo para encontrar emociones, para vivirlas, para contarlas, para estar ahí y acá. Muchas veces el sentimiento es el enojo, otras el desencanto, el miedo, el tedio, el entusiasmo o el amor. Esa es la fuerza que encuentro en lo que leo y que desearía alguien lea en lo que escribo: la búsqueda permanente por sentir y ser.

Veo en la literatura un ejercicio de entrenamiento que va abriendo posibilidades, una expansión personal, una ampliación de uno mismo que lleva a una mayor o más profunda sensibilidad. Al menos así debería serlo o para eso debería servir la literatura, y para eso sirve en la mayoría de los casos, aunque escritores, editores y lectores inventemos otras cosas. No hace falta que la crítica autorice o desautorice un texto o a un autor. Si una obra es sólo una distracción o tiene carácter pasatista ¿quién tiene la capacidad de decidirlo? En el otro extremo, hallo que los libros que impulsan grandes objetivos o ideales son, en general, un pelmazo, una desconexión de la realidad.

Toda literatura es útil porque nadie es dueño de su lectura ni de la forma en que esa lectura influye en la vida de las personas. Barthes decía que la verdadera lectura empieza cuando uno levanta la mirada del papel y asocia la historia con su propia vida. Creo que la literatura sirve porque funciona más allá, cuando uno camina por la calle de un pueblo perdido, escuchando el llamado insistente de las chicharras, y de alguna manera entiende, de alguna forma se le hace carne, lo que sintió un soldado atrincherado, un amante embelezado en una noche de verano, una madre, un músico, un pintor desahuciado, un revolucionario, un ciego, un niño golpeado, un explorador perdido en la nieve, un pirata o un bibliotecario.


Esteban Morin
Febrero de 2009

2 comentarios:

  1. Levanto la mirada de la computadora y asocio tus historias con mi propia vida!!! FUNCIONA... TU LITERATURA FUNCIONA!!!
    BESOS

    ResponderEliminar
  2. Vale la pena releer a Barthes, ese capítulo del Susurro del Lenguaje precisamente define a la lectura como ese texto que escribimos en nuestro interor cuando leemos, es maravilloso Roland. Cuanto mas seamos los que levanemos la mirada mas rápido se nos cumplirá el sueño de cambiar el mundo.

    ResponderEliminar