viernes, 4 de julio de 2008

Mateo y la socialización

Desde el primer momento supe que esto iba a ser difícil. Dos años representan toda una vida para ambos: compartimos muchas cosas, atravesamos momentos de gritos y llantos, luces y sombras, mudanzas y adaptaciones diversas, vivencias que nos fueron uniendo. Con las madres es distinto, la relación ya viene dada, pero con los padres es así, hay que construirla con trabajo.
Cada uno puso mucho para que se viva este vínculo padre e hijo y que se vea interrumpido –o al menos perturbado– así por el jardín es una complicación para ambos. Ya estoy bastante grande y admito que el dolor es mutuo y que no sólo él sufre la separación, no quiero hacerme el superado, sé que partir es partirse un poco, como dice el refrán, aunque siento que tal vez a él le falten recursos para afrontarlo.
El primer momento fue el más duro, tal como las señoritas lo advirtieron, y después mejoró, habrá sido por el acostumbramiento. Pero aún ahora, cuando ya ha pasado medio año, dejarlo ir, que se encuentre con gente nueva y diferente, que aprenda de sus pares, se desprenda un poco del núcleo familiar y haga cosas distintas sigue doliendo un poco acá, arriba de la boca del estómago y cerca de la garganta. Sí, sé que es importante para él y también para mí, pero agradezco que estén esas tardes que seguimos compartiendo juegos y, por momentos, ese silencioso acompañamiento de estar ocupados en nuestras cosas, él con sus juguetes y yo con mi trabajo.
Así es todos los días, todas las semanas. Nos separamos temprano a la mañana, fingiendo que todo va a estar bien, le doy un beso y cada uno se enfrenta con su soledad. Dedico esas horas a hacer lo que se espera de mí, a cumplir con mi deber, fingiendo que no mido el tiempo que falta para reencontrarnos. Después espero del otro lado de la puerta y mi ansiedad apenas se contiene. Pienso en cómo le habrá ido, qué habrá aprendido, cómo se sentirá, si estará angustiado, si podremos pasar una tarde en paz o volveremos a pelearnos como ayer. Me imagino que está ahí cerca, detrás de ese muro simple, ambos prisioneros.
Él sabe que lo espero junto con otros que también esperan sus propios reencuentros y sé, porque en esto estoy tan seguro que nos parecemos como astilla y palo, que se siente un poco solo, como si no encajara del todo. Aunque sé también que después se le va a pasar porque a mí me ha pasado.
Entonces la seño me anuncia y salgo, él me alza y me abraza, y en un instante aflojamos toda la tensión. Al final, no ha sufrido tanto… se ve que está aprendiendo y ya podemos vivir algunas cosas separados.

Mateo Morin
Junio de 2008

5 comentarios:

  1. GENIO, GENIO, G E N I O....
    con una lagrima en el cachete y una sonrisa en los labios te digo, GRACIAS, sos un capo,
    TE QUIERO MUCHO...

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  2. Buenísimo, ¡bu-e-ní-si-mo!

    Me sonó raro "astilla y palo", pero al final cerró bien.

    ¡Espectacular!

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  3. Te acordás, la primera vez que nos vimos? Se me vienen a la mente las imágenes de esa siesta de sábado en "El Seráfico" (recordar hechos de "hace bastante" dicen que es de viejos, jejejeje, mentira) cuando entraste por esa larga y recta vereda, pelilargo, jeans rotos y con un alfajor en la mano. Acaso recordar eso en este momento que leo lo que escribis con el corazón en la mano sobre Mateo, es porque mentalmente hago un paralelismo??... puede ser...
    En todos estos años ha corrido mucha agua bajo el puente, encuentros, distanciamientos, silencios, soledades... Me gusta esto que escribís con tanto acierto: "...Me imagino que está ahí cerca, detrás de ese muro simple, ambos prisioneros.
    Él sabe que lo espero junto con otros que también esperan sus propios reencuentros y sé, porque en esto estoy tan seguro que nos parecemos como astilla y palo, que se siente un poco solo, como si no encajara del todo. Aunque sé también que después se le va a pasar porque a mí me ha pasado..."
    Fue una etapa maravillosa de mi vida, en la que de alguna manera sembre, coseché, elaboré y guarde en barricas de roble para futuro.
    Pero leyendo y releyendo tus palabras me surge un interrogante, con quien me identifico... Con Esteban o con Mateo..?
    Seguís siendo el flaco pelilargo y tímido que conocí allá por el '93-94... Genial Pichón!! Besotes a la familia... PAZ Y BIEN!

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  4. Supongo que debe ser muy difícil la primera separación.
    Recuerdo la canción de Serrat:"y a los que por su bien hay que domesticar..."
    Saludos

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  5. Capo Mateo!!!! Cada vez escribís mejor. Cuando se entere tu viejo que le usás el blog!!!
    Un abrazo y felicitaciones a tu viejo.

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